Viajando por España V


Cuando viajamos se eleva a su última potencia
el carácter de fugacidad que es propio
a nuestra relación con las cosas.

José Ortega y Gasset
Notas. 1915


Como casi todo en la vida, la casualidad, es la causante de hechos posteriormente realizados, que tienen en tu vida una mayor o menor transcendencia.

Fue casualidad, que una parada en nuestro recorrido por España, fuese en Congosto. Y casualidad fue también que de Congosto a Villager de Laciana,-pueblo de mis amigos del Foro- nos obligara su recorrido a conocer, los bellísimos parajes por los que serpentea el rio Sil, entre estos dos pueblos.

Sabiendo que el Sil desemboca en el Miño por la provincia de Orense, nos dijimos; ¿Pero quién nos impide a nosotros dos, perdernos en este maravilloso País, siguiendo dentro de lo posible el cauce del Sil?

Como a esta pregunta la contestación fue positiva y porque no decirlo, de franca alegría, y apoyándonos en nuestro tercer acompañante “el ordenador portátil” (espero con esto no crear más dudas y confusiones a quien ya empiezo a sentir por él, un cierto afecto, me refiero a Manolo Josefón), buscamos la ruta más adecuada y nos lanzamos a la aventura.

Desde Congosto hasta su desembocadura en Peares, nos daba nuestro ordenador una distancia de 150 Km por la N-120, pero al final del día habíamos recorrido unos cien Km mas, y es que tratando de seguir el Sil lo más cerca posible, hacíamos desviaciones por carreteras secundarias y mas que secundarias. De Ponferrada puedes ir por la CL-536 hasta tomar de nuevo la N-120 en Barco, y esto te permite contemplar de cerca el Sil, y disfrutar de los distintos pueblos que a sus márgenes y también de sus aguas han creado una forma de vida. Carrucedo, Sobredo, Nogueiras, y tantos otros, se muestran integrados en esta moderna sociedad. Están cuidados, bien urbanizados, y de cada tres personas, dos van hablando por la calle con sus teléfonos móviles, vamos, como en cualquier ciudad.

El Sil es un rio de un caudal importante, acordémonos de lo que nos enseñaban en la escuela, “el Sil lleva el agua y el Miño la fama”, pero sobre todo, su cauce dibuja onduladas curvas (como entre Petin y Coballos,) y se deja ver al fondo de profundas gargantas de muy difícil acceso.

En este viaje, las sensaciones percibidas, las hemos vivido, sin fotografías ni apuntes, disfrutando del instante y siguiendo adelante con la imagen del momento, hasta que otro acontecimiento ocupaba todo nuestro interés. Es una forma despreocupada y agradable de viajar, pero con los sentidos muy alerta.

Dado que este rio goza de un gran caudal de agua, permite en su recorrido retenerla en unos ocho o diez embalses para su posterior distribución, lo que da a un paisaje rico en vegetación y colores, esa visión asombrosa del agua estancada semejante a un lago natural, que el viajero de pronto percibe.

Como más pronto o más tarde, tenemos que prescindir de aquello que nos gusta o queremos, esta vez fue el Sil quien nos dijo adiós desde Nogueira, para seguir su curso ya solo sin nosotros, solo con sus murmullos y misterios.

Nosotros un tanto tristes, giramos noventa grados y nos adren tamos en las montañas de Lugo tratando ya de llegar a nuestra próxima parada, el Hotel Golf Balneario, Aguas Santas, cerca de Pantón.

Sin ningún contratiempo, llegamos al hotel, no sin antes descubrir un paraje de ensueño donde está localizado este complejo hotelero.


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